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viernes, 15 de agosto de 2008

Henry Mancini


Enrico Nicola Mancini, más conocido como Henry Mancini nació el 16 de abril de 1924 en Cleveland, Ohio (EE.UU.). Mientras crecía en el pueblo de West Aliquippa, Pennsylvania, su padre se dedicó a enseñarle flauta y piano y, más tarde, le hizo tomar clases con Max Adkins, un conocido concertista y fan del jazz de la época que, además de a Mancini, también influyó y dió clases a Billy Strayhorn y Jerry Fielding. Muy influido por Adkins y el jazz, Mancini escribió algunos arreglos durante su adolescencia, los cuales impresionaron tanto a Adkins que éste le presentó al mismísimo Benny Goodman y lo instó a que le enviara algunos de sus trabajos. Benny Goodman le respondió animándolo a que estudiara la carrera de música, pues veía en el muchacho un futuro muy prometedor.

Así pues, Henry Mancini entró en el Carnegie Institute of Technology, donde cursó estudios de música y, tras acabar dichos estudios en 1942, se trasladó a Nueva York para matricularse en la prestigiosa Juilliard School of Music. Sin embargo, sus estudios allí duraron muy poco, ya que fue llamado a filas para incorporarse a las tropas americanas que luchaban en la Segunda Guerra Mundial. Una vez en el frente, Mancini se las arregló para que lo trasladaran de infantería a la 28th Air Force Band, donde trabajó, entre otros, con el cantante Tony Martin. Después de la guerra fue contratado por Tex Beneke como pianista y arreglista de la Glenn Miller Band, que en esos momentos estaba a su cargo y que administraba a medias con la viuda de Miller. En 1947, Mancini se casó con Virginia O'Connor (o Ginny O'Connor, como era popularmente conocida), la cual era cantante de la Glenn Miller Band y había trabajado anteriormente con Mel Torme en su grupo vocal Los Mellolarks. Una vez casados, la pareja fijó su residencia en Los Ángeles. Allí, Mancini y su mujer tuvieron su primer hijo, Christopher, y, sólo dos años más tarde, la familia Mancini se completó con las gemelas Monica y Felice.

Durante este periodo de su vida, Mancini comenzó a componer sus propias canciones y, concretamente, fue su tonadilla para "Soft Shoe Boggie" la que lo hizo entrar a formar parte de la ASCAP (American Society of Composers And Performers). Quién iba a decir a Mancini por aquel entonces que, años más tarde, esta asociación pondría su nombre a uno de sus prestigiosos galardones anuales.

En 1952, Mancini fue contratado para musicar una película de Abbott y Costello, Lost in Alaska. Ésta es la que puede considerarse como su primera banda sonora y además le abrió las puertas de los estudios Universal, que lo contrataron como arreglista y compositor. Aunque siempre calificó su estancia y trabajo en la Universal como algo rutinario y, a veces, duro, Mancini supo sacar provecho y experiencia de todos los distintos tipos de trabajo que le fueron encomendados, tanto para el cine como para cualquier otro medio. Era un músico en nómina de la Universal y, como tal, tenía que estar preparado para acometer cualquier tipo de proyecto, fuera de la clase que fuera. De hecho, en palabras del propio Mancini, su estancia trabajando para estos conocidos estudios de cine "fue el mejor entrenamiento que un compositor podría tener". Pero a pesar de los pesares, Mancini siempre destacó en su trabajo, lo que le llevó a participar en más de 100 películas en sólo 7 años. Entre ellas, y gracias a su pasado como miembro de la Glenn Miller Band, Mancini participó en los dos biopics más conocidos sobre el swing, Música y Lágrimas (The Glenn Miller Story, 1954) y The Benny Goodman Story (1956).

Pero la explosión de Mancini como músico y compositor de bandas sonoras no llegaría hasta 1958, cuando los productores de la Universal lo llamaron para que se hiciera cargo de la música de Sed de Mal (Touch of Evil), un película de cine negro y serie B que Orson Welles debía dirigir "por encargo" y que estuvo rodeada de problemas de principio a fin. Aún con todo y a pesar de los numerosos recortes que sufrió el film hasta que se estrenó, Mancini consiguió hacer toda una obra maestra con su música, innovadora y actual para su época y muy adecuada para la cinta. En palabras del propio Mancini, "Sed de Mal es una de las mejores cosas que hize en ese periodo de mi vida; de hecho, es una de las mejores cosas que he hecho en toda mi vida". Con Sed de Mal se cerraba también su periplo en la Universal.

Esta película sería más importante para Mancini de lo que él nunca pudo imaginar, ya que, gracias a ella, el por entonces joven director/productor Blake Edwards se fijó en él y lo contrató para que pusiera notas a una serie sobre un peculiar detective, Peter Gunn. La música de Peter Gunn se convirtió en todo un fenómeno y alcanzó pronto la misma o más popularidad que la serie en sí. Por primera vez en la historia una banda sonora alcanzaba el puesto número 1 en las listas de ventas y se mantenía en él durante 10 semanas, además de estar 2 años enteros formando parte de esas mismas listas. Peter Gunn le reportó a Mancini una nominación a los premios Emmy como mejor tema y dos galardones Grammy. Daban así comienzo dos de los hechos más importantes en la vida de Henry Mancini: su colaboración con Blake Edwards, considerada una de las mejores y más prolíficas de la historia del cine, y el reconocimiento de la crítica, que le llevó a ganar numerosos premios a lo largo de su carrera.

Además de intervenir en otras series producidas por Edwards, como Mr. Lucky, por la que ganó otros dos premios Grammy, Mancini comenzó a musicar las películas que aquel dirigía. Así, en 1961, surgió una de las bandas sonoras más aclamadas de todos los tiempos, Desayuno con diamantes (Breakfast at Tiffany's), para la cual, además de un excelente score, Mancini compuso, con la ayuda del letrista Johnny Mercer (con el que colaboraría más adelante en numerosos trabajos), la canción Moon River, una de las más versionadas, galardonadas y vendidas de todos los tiempos (de hecho fue el single más vendido en la década de los sesenta). Gracias a Breakfast at Tiffany's y a Moon River, Mancini ganó la increíble cifra de cinco Grammys y dos Oscars... ¡por una sola película! Otras sonadas colaboraciones con Edwards fueron Días de vino y rosas (Days of Wine and Roses, 1962), La Pantera Rosa (The Pink Panther, 1964) y toda su larga lista de secuelas, La Carrera del Siglo (The Great Race, 1965), El Guateque (The Party, 1968) y Victor o Victoria (Victor/Victoria, 1982).

Al margen de su excelente colaboración con Edwards, Mancini trabajó para otros prestigiosos directores, tales como Stanley Donen en Charada (Charade, 1963), Arabesco (Arabesque, 1966) y Dos en la Carretera (Two for the Road, 1967) o Howard Hawks en Hatari (Hatari!, 1962) y Su Juego Favorito (Men's Favourite Sport, 1963), entre otros. Además siguió participando en numerosas series de televisión y telefilms. Entre sus más famosos trabajos para este medio se encuentran los ya citados Peter Gunn y Mr. Lucky, Hotel, Newhart, Remington Steele y El Pájaro Espino (The Thorn Birds). Entretanto, Mancini tuvo tiempo de escribir dos libros: “Sounds and Scores - A Practical Guide to Professional Orchestration” y su autobiografía “Did They Mention The Music?”.


Mancini ha sido uno de los músicos más reconocidos de todos los tiempos, tanto en crítica como en público, aunque este hecho le costó la envidia y enemistad de algunos compañeros de profesión, que lo consideraban "vendido" a la industria. Cosechó numerosos premios a lo largo de su carrera, estableciendo récords a los que todavía hoy nadie ha llegado a acercarse. Estuvo nominado dieciocho veces a los premios Oscar, ganando el galardón en cuatro ocasiones: dos por Breakfast at Tiffany's y otros dos por Days of Wine and Roses y Victor/Victoria. Pero su mayor logro fue en los premios Grammy, donde recibió la increible cifra de ¡¡¡setenta y dos (72) nominaciones!!!, ganando el Grammy en veinte de ellas. Por otra parte también fue nominado a los Globos de Oro y a los Emmy en varias ocasiones.

Henry Mancini falleció víctima de un cáncer de hígado y páncreas el 14 de junio de 1994 a la edad de 70 años. Su muerte fue toda una conmoción para el mundo del cine y para los aficionados a la música en general, que veían como el icono más importante de una generación se iba para siempre tras más de 50 años ejerciendo como músico y más de 40 como compositor de bandas sonoras. Mancini supo hacerse un hueco en la industria cinematográfica, llegando a lo más alto y manteniéndose en la cima durante muchos años. Y todo lo consiguió sólo gracias a una poderosa y potente arma secreta: su incomparable talento.

Henry Mancini es en opinión de muchos (y en la mía propia), el compositor de bandas sonoras más popular que ha dado la historia del cine. Y cuando digo "popular", me refiero a "conocido" fuera de los círculos de aficionados a las mismas. Háblenle a cualquier neófito en el mundo de las bandas sonoras de Herrmann y les dirá que fue un importante militar nazi; pregúntenle por Williams y les dirá que es muy buena marca de productos de aseo personal (colonias, after-shaves, etc...); pero mencionen a Mancini y seguro que enseguida saldrá a relucir La pantera rosa, Desayuno con diamantes o Charada, e incluso le tararearán algunas notas. Mancini es universal. Supo caer simpático a la gente, supo hacer bien su trabajo y, sobre todo, supo venderlo en una época en la que las bandas sonoras no eran más que "esa musiquilla que sale de fondo en las películas". Mancini fue el primero que convirtió en éxitos de ventas la música de sus películas y nos hizo un gran favor a todos los aficionados, dejándonos un gran legado que muchos soñarían con igualar.

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