Hace días todos los integrantes de Radio Arapey y 10minutos, veníamos sufriendo silenciosamente la agonía de una enfermedad (permítanos la expresión) perra.
El desenlace ya lo sabíamos, era inminente que Ruben Milán se embarcara en su adiós de un día para otro. Finalmente la triste noticia nos golpeó al mediodía de este lunes.
Murguero, artista, locutor, conductor, amigo, padre, hermano, futbolero, y tantas otras cosas más que en la frialdad podrían decirse de Ruben.
En este caso nos tomamos una licencia para contarles a nuestros lectores brevemente quien era para nosotros.
Era el rezongón, el detallista (no se le escapaba nada), el confidente y el que era capaz de escuchar de boca de uno la infidencia más grande sin emitir una sola palabra.
Ruben tenía una capacidad creativa pocas veces vista en Salto. Fue un adelantado en su forma de ver un espectáculo sobre un escenario, fundador y ganador de Falta la Papa, fundador y ganador con su Jaque Mate, se nos adelantó por lo menos 20 años a los carnavales de ahora. Pecó siempre de humilde, se lo reconocíamos permanentemente y se lo decíamos y lo único que recibíamos era una tímida sonrisa. Nada más que eso.
Ahora si, nunca te recomendábamos meterte con su Nacional o con su River Plate, ahí si le salían los Milán fanáticos. Y lo queríamos así, era “nuestro” Ruben aunque hacía muchos años había pasado a ser de la gente. Nunca lo definimos como personaje porque no encajó nunca esa definición en él, eligió vivir como vivir y con aciertos y errores, vivió, la pucha que vivió.
La última vez que habló con nosotros fue en un programa especial del 24 de diciembre, cuando la enfermedad había avanzado muchísimo, y la verdad es que una vez más en una demostración de “grande”, no se olvidó de nadie de nosotros a la hora de saludar.
Ruben era pueblo, Ruben era gente, era barrio, era cantor, humorista, contagiante de alegría.
El verso justo en el momento menos pensado, el dicho más genial cuando menos lo imaginábamos y esa inventiva que le permitía siempre darnos el tinte de frescura que en el ambiente laboral siempre rescatamos de él.
Una anécdota lo pinta de cuerpo y alma: tenía su moto parada en una esquina céntrica, el cuida motos se acercó y le dijo que estaba en una murga, le tiró la idea y en segundos, tiró cuatro o cinco cuartetas que descubrimos posteriormente en carnaval. Por eso cuando el “Mago” dejó de ser personaje, fue carne y uña en nuestro amigo y la verdad pasó a serlo en la normalidad, en el día a día.
No pretendemos entonar la retirada, hermano, no corresponde, pensamos que ahora estarás elaborando tu mejor presentación y contá con que todos tus compañeros, tus amigos, tu familia, tus amigos, la vamos a entonar con fuerza para que todos sepan que un nuevo escenario en alguna estrella nos hará nuevamente emocionar.
Chau hermano, gracias por esos buenos momentos y confía en que mantendremos viva tu memoria por siempre.
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